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20 días por México: Isla Mujeres y ruinas de Chichen Itzá, "amodio".

Amodio, esa mezcla de amor y odio, resume perfectamente lo que sentimos constantemente en la zona de Yucatán.


Preparar esa parte del viaje ya nos fue algo complicado, cuando ir a México era sólo una idea vimos un Callejeros Viajeros Cancún y al acabar fue un “ni de coña vamos allí”, Cancún es una especie de Lloret de Mar, Torremolinos, Benidorm o Magaluf, hoteles, hoteles y hoteles, con la playa pegada y sin absolutamente nada más alrededor, nos horrorizó de tal manera que empezamos a buscar otras zonas, Playa del Carmen está algo más al sur, pero no nos convencía el rollo de pulserita y todo incluído, al tiempo empezamos a valorar Tulum, hoteles más pequeños, algunos de ellos a modo de cabañitas individuales y playas privadas que tenían mucho encanto, otros incluso sólo para adultos sin niños. Pero a los pocos meses Tulum se nos vino abajo, el cambio climático parece ser que ha modificado las corrientes marinas y eso trae como consecuencia el temido sargazo, una especie de plaga de algas que se está cargando las playas de la zona, no sólo por lo desagradable que es bañarse entre ellas, sinó porque hay épocas en que su cantidad es tal que se van pudriendo y el hedor es imposible de aguantar.


Además si uno pretende visitar algo en la península de Yucatán debéis saber que en la parte sur sólo hay playas y las ruinas de Tulum y que todo lo demás (turísticamente hablando) está en el centro y norte, Mérida, Valladolid, Chichen Itzá… así que debéis tener en cuenta las horas de trayecto si pretendéis visitar algo y volver a zonas de playa.




Hacía un par de años les regalamos como regalo de boda a un par de amigas que se alojaban en Playa del Carmen, una excursión de 1 día a Isla Mujeres, una pequeña isla unos kilómetros al norte de Cancún, así que empezamos a valorar la posibilidad de dejar tierra firme y alojarnos en alguna isla, ya fuera Isla Mujeres o Holbox, ésta última tiene mejor pinta incluso, y parece más “exclusiva” y también algo más cara en cuanto a alojamiento, pero la descartamos porque también tiene menos tránsito de ferrys y eso nos dificultaría el poder hacer excursiones y tal vez incluso nos obligaría a buscar un hotel cerca del aeropuerto de Cancún para la última noche, así que finalmente nos centramos en Isla Mujeres.


Salimos de nuestro hotel en Oaxaca a las 6 de la mañana, el vuelo nos llevaría de nuevo a DF y de allí volaríamos en pocas horas a Cancún, todo fue según lo previsto y a las 15h aterrizábamos en el aeropuerto de una de las zonas costeras más famosas. Cuando en Oaxaca nos sorprendió el que no hubiera Uber, utilizamos la app “Fake GPS” para ver qué nos esperaba en Cancún, así que ya sabíamos que allí tampoco funcionaba ese sistema de traslados, pero Cancún superó todas las espectativas.


La que posiblemente sea una de las zonas más turísticas de México funciona a base de “pequeñas mafias” convertidas en empresas de todo tipo, así pues, al llegar al aeropuerto, y justo antes de salir a la calle, te encuentras con que hay 4 mostradores de 4 empresas de transporte, 4 empresas que, curiosamente, todas te dan el mismo precio para trasladarte donde necesites, y no hay otra posibilidad de traslado posible, no hay autobuses, ni Uber, ni una compañía general de taxis… nada que no sean ellas, así que entendimos rápido la sonrisa del que nos atendió en el primer mostrador, cuando le dijimos que nos parecía una exageración el precio que nos pedía por los traslados y que buscaríamos otra forma de llegar. Naturalmente no tuvimos otra opción que acabar pagando los 950$/persona que nos pedían (47€/persona) por llevarnos hasta Puerto Juarez y allí coger el ferry hasta Isla Mujeres. Por si los 47€ nos parecían poca estafa, y después de tener que discutir con el taxista porque pretendía subir a 3 chicas que acababan de llegar a la parada a pesar de estar nosotros esperando más de 30mins, porque al muy baboso le apetecía más llevarla a ellas, cuando llegamos a Puerto Juarez, el tio pretendía cobrarnos una propina por el viaje, cosa a la que no accedimos.


Una vez allí, pasamos de lidiar con los taxis, a lidiar con los ferrys, entramos en la única venta de tickets, ya que sólo hay una compañía de traslados, las “amables” chicas del mostrador nos indicaron que no sabían nada de que en nuestro pago incluyera el traslado a la isla, y nos hicieron ir a otro punto de venta a pocos metros, la de allí nos dijo que nos habían indicado mal y que teníamos que ir al primer punto de venta, cuando ya nos pusimos bordes accedió a acompañarnos y una vez de nuevo en el primero, fueron ellas las que discutieron a quién le tocaba expender un par de puñeteros billetes, pero finalmente no tuvimos que pagar nada de más por el trayecto, yo creo que antes lo hacemos a nado, 47€/persona ya era suficiente para unos escasos 30kms y 25 mins de trayecto.


El ferry tarda en cruzar unos 20minutos, y como punto a favor tiene que el horario es muy amplio, desde las 6 de la mañana hasta las 12 de la noche hay barcos cada 30 mins. Una vez en el puerto de Ultramar, en Isla Mujeres, fuimos a pie hasta nuestro hotel, el Na Balam, en la punta norte de la isla, lo escogimos porque justo al lado de su playa semiprivada hay una lengua de tierra que evita que el sargazo entre en grandes cantidades, haciendo imposible el baño, había sargazo, pero nada que no hiciera agradable el baño, con unas simples zapatillas acuáticas todo solucionado.


Al llegar al hotel tuvimos algunos problemas con la habitación ya que no era lo que habíamos visto al reservar pero en esta ocasión la recepcionista se volcó en hacernos una estancia agradable, nos cambió la habitación y la verdad es que se lo curró tanto que no pudimos acabar teniendo queja de nada. Lo primero que hicimos fue dedicar un par de horas a disfrutar de la playa sin hacer nada, a pesar de que a pocos metros de la orilla había varios yates anclados con fiestas privadas para turistas, con música, alcohol etc, no impedían estar a gusto flotando en el agua bajo el sol abrasador.


En el camino al hotel pudimos ver que la parte turística de Isla Mujeres era muy turística, es decir, bar-restaurante-souvenirs-bar-souvenirs-restaurante-souvenirs-bar-bar-bar, y así todos los locales, así que reconciliados con Micaela, la recepcionista, le pedimos dónde podíamos cenar lejos de la zona turística y nos recomendó 2 sitios que resultaron ser lo mejor, esa noche nos mandó a Tacos Rigoo, en la parte local de la isla, al otro lado, y nos dió un consejo para los taxis que tuviéramos que coger para ir, no nos podían cobrar más de $50 por el trayecto, pero intentarían que fuera más, así que el secreto era tener a mano un billete de 50 y decirles que no teníamos más, aparte, en la isla era normal, sobretodo de noche, parar a taxis que ya fueran con gente dentro, eso bajaba el precio, y así lo hicimos, siempre fuimos con billetes de 50 a mano y nunca tuvimos ningún problema.


El local de Taco's Rigoo aquí no sería apto ni para trastero, no hay puerta de entrada, las mesas y sillas son de plástico y los dos chicos que atienden apenas saben sumar pero la comida y la atención de éstos es de 10 y los precios son bajísimos, esa noche comimos hasta no poder más por $110 los dos y para que os hagáis una idea, en la parte turística, lo más barato que vimos en las cartas de los restaurantes fue un plato de nachos con guacamole por $95.


Isla Mujeres, de punta a punta, mide 8kms, por lo que se puede ir tranquilamente a pie de punta a punta, incluso Micaela nos aseguró que aunque fuese de noche, en Isla Mujeres no pasaba nunca nada, y que podíamos ir muy tranquilos, así que si os apetece andar, y el tiempo acompaña, ya sabéis. Lo que nos sorprendió más fue que, en su parte más estrecha, apenas hay unos metros de lado a lado, y hay casas, pensando que es zona de huracanes, con oleajes altos y vientos fuertes, no debe ser muy agradable vivir en esa zona.


Al día siguiente, madrugón de los buenos para coger el primer ferry ya que a las 7am nos recogían frente a la pequeña iglesia que había delante de Puerto Juarez para hacer la excursión que nos llevaría a Chichen Itzá. Pero ni a las 7, ni a las 7.30, ni a las 8 nos recogió nadie… no entendíamos nada y no teníamos internet para comunicarnos con la agencia, y en Puerto Juarez nadie se dignó a dejarnos conectar a su Wifi. Empezamos a andar dirección a Cancún con la idea de visitar la ciudad, para nuestro asombro, cada vez que parábamos un taxi no nos entendía al pedirle que nos llevara “al centro turístico de Cancún” y todos nos pregunaban “al Walmarkt?”, finalmente uno pareció entender lo que queríamos y nos subimos, pero no, nos llevó hasta Plaza de las Américas, y nos soltó en un centro comercial al inicio de la lengua de tierra que alberga todos los hoteles de Cancún, un centro comercial en el que todo estaba cerrado menos un par de bares, así que aprovechamos el wifi de uno de ellos para contactar con la agencia y desayunar.


Había habido un malentendido con la agencia, alguien había puesto nuestro punto de recogida como a 70kms de Puerto Juarez y nos ofrecieron hacerla al día siguiente, así que eso nos obligó a improvisar qué hacer ese día. Cancún resultó ser una ciudad muerta, no hay nada para turistas, no hay ningún centro histórico que visitar, ninguna avenida con tiendas, nada de nada más allá de los hoteles costeros, mirando en un mapa encontramos el Mercado23, a 2,5kms de donde estábamos, así que empezamos a andar para no volvernos al hotel con la sensación de haber perdido tiempo y dinero.


Mercado23 es lo único que hay fuera de la zona hotelera, y el camino no es agradable en el sentido fotografiable, es decir, no hay nada bonito, nada que apetezca inmortalizar en una foto, nada que uno quiera recordar años después. En el trayecto encontraréis algunas tiendas para turistas, pero la verdad es que lo que venden es bastante feo en general, pero almenos al llegar a Mercado23 el sitio está lleno de tiendas y con un par de bares en su centro para tomar algo. Las tiendas todas venden lo mismo, pero a mejores precios que en zonas más turísticas como Isla Mujeres, y podéis regatear el precio, así que con las manos llenas de bolsas y después de un rato de lluvia volvimos hacia Isla Mujeres y dedicamos el resto del día a lo que hubiéramos querido hacer al día siguiente, absolutamente nada. Recorrimos las calles con tiendas, comparamos precios para las últimas compras, y fuimos a probar la segunda recomendación culinaria de la recepcionista del hotel, las loncherías junto al mercado municipal.


En una calle lateral a las calles turísticas hay un pequeño edificio blanco que es el mercado de Isla Mujeres, y justo en la parte trasera hay 4 locales, cada uno es una lonchería, que no es más que comida casera, tacos, nachos, quesadillas… de todo, a precios irrisorios y con una calidad buenísima, el mejor guacamole que habíamos probado, tacos buenísimos… no os lo podéis perder.


Al día siguiente, nuevo madrugón para repetir el cruce a Puerto Juarez y a esperar la excursión a Chichen Itzá. La excursión resultó ser nefasta en cuanto a organización y un robo constante, pero para no aburriros podéis leer nuestra opinión sobre la empresa aquí, y sólo os diremos que os recomendamos NO hacer ningún tipo de excursión con ellos.


La excursión incluía el cenote Suytun, visita rápida a Valladolid y Chichen Itzá. No queríamos visitar el típico cenote atestado de gente en el que la única gracia es bañarse, así que, después de verlo en Instagram, escogimos Suytun, a pesar de que te puedes bañar, y que naturalmente hay gente es, a nuestro parecer, más espectacular que un simple agujero relleno de agua oscura, y no decepcionó, el lugar es impresionante sin parecer artificial para el turista, y pudimos presenciar un pequeño espectáculo indígena, destinado básicamente a sacar el dinero a los visitantes pero no estuvo mal (y no nos sacaron nada jejejejeje).



Valladolid es una ciudad de visita rápida, tendrá sus rincones si te alojas allí o cerca, pero para una visita en excursión es prescindible más allá de una visita de 1h…


Y en cuanto a Chichen Itzá, el lugar está bien, naturalmente no defrauda y es muy interesante y un imprescindible si se visita la zona, pero después de haber visitado Teotihuacán, te parece pequeño e incluso algo artificial, pero como os decimos, es un imprescindible y uno no puede volverse de la zona sin visitarlo. Tanto fuera como dentro del recinto, hay mercadillos donde podéis comprar todo tipo de recuerdos, aunque os recomendamos comparar precios, porque son algo estafadores para lo que ofrecen, la mayoría de cosas las podéis conseguir en otros sitios por menos de la mitad.




El último día, o mejor dicho, la última mañana, la dedicamos a disfrutar nuevamente de la playa del hotel y deleitarnos por última vez con la mejor gastronomía mexicana en las loncherías del mercado, y poco más, nuestro vuelo salía esa misma tarde para devolvernos a casa y empezar a pensar en nuestro próximo destino.




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