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Regreso
al paraíso

(parte III)

Etapa 3: Siem Reap.

 

Y después de esas 6 maravillosas horas en autobús llegamos a Siem Reap y nada más llegar a la estación de autobuses nos recibieron con una buena noticia, un cartel que ponía: ISREAL RUIZ.

Es bueno saber que Isra es real y que no viajo con un holograma. La chica no entendía nada. Una vez en el hotel resumiríamos el check-in con un "and the Oscar goes to.... la recepcionista del hotel!!!", menuda brasa nos dió con lagrimita incluída dándonos las gracias por escoger ese hotel ya que con el Covid lo pasaron muy mal y los turistas no están llegando por el momento, bla bla bla. La verdad es que durante aquellos días nos planteamos incluso acceder a la habitación a través del edificio de al lado en plan balconing o en ascenso libre de palmera y entrar por el balcón, lo que fuera para que no nos interceptara, porque en cuanto nos veía no callaba, que si de dónde veníamos, que si a dónde íbamos, que si qué habíamos comprado... así que contraatacamos, ya que ella hacía un esfuerzo constante por practicar su poco español y no se le daba mal decidimos bombardearle la cabeza haciéndole aprender catalán, pero oye, ni tan mal, la cabrona aprendía rápido, así que ahora en Siem Reap habrá más de uno que se llevará una sorpresa al llegar, eso sí, la tía luego gritaba "fins desprrrrrrrrrrrreeeeeeés!!!" que aquello era para ahogarla en el estanque de la entrada.

Pub Street está como lo dejamos la otra vez, sus bares, su música a tope a todas horas, sus británicos bebiendo cerveza a las 10 de la mañana y sus vendedores de droga y putas, todo adornado con las melodiosas voces de las masajistas y las vendedoras que gritan sin parar "buy something sir" y "masage masage" hasta que te sangra el oído. Son intensas hasta el punto de que las mandaría al estanque con la recepcionista. Muy kitsch todo.

Visitamos las cascadas (e̶n̶)Kullen que decepción, con ese nombre y vas igual que vuelves... eso sí, en coche, que si llegamos a ir hasta allí en tuk-tuk aún estaríamos en el camino de vuelta, menudo sendero de cabras, la Cañada Real de Madrid tiene mejores accesos. Una vez en las cascadas el baño era obligado y dí gracias de lo turbia que estaba el agua porque así no pudimos ver qué era lo que nos pegó un par de mordiscos a cada uno, ¿pero nos salimos? noooo, somos así de gilipollas, te muerde algo en una cascada de agua oscura y nosotros allí chapoteando. De Isra lo puedo entender, pero yo veo el programa ese de "Monstruos de río", no entiendo como seguí en el agua.

Los templos de Angkor siguen siendo el mismo montón de piedras amontonadas que eran años atrás, ni un Starbucks ni una franquicia de la Trapote para hacerte las uñas mientras ves piedras. Hacía tanto calor que os diría que lo mejor de toda la visita era subirse al tuk-tuk y que te diera el aire. Tendríamos que haber visitado Angkor a lo Belén Esteban, en taxi. No hay color. 

 

Al haber tan pocos turistas en cuanto llegábamos a cualquier templo aparecían varías vendedoras gritando como locas para que comprásemos algo, a lo que les respondíamos siempre "a la vuelta", y luego nos tocaba asomar el morro por la última piedra del templo, localizar el tuk-tuk a lo lejos y echar a correr hacia él para subirnos rápido mientras ellas venían otra vez como locas levantando imanes, figuras, foulares y mil cosas más mientras nosotros gritábamos al conductor "go go go!!!" que parecíamos participantes de Pekín Exprés. O mejor dicho Pekín Estrés".

De vuelta al hotel hicimos uso de dos servicios gratis que teníamos, un masaje para cada uno y una cena gratis. El masaje fue simplemente cojonudo, por un lado oías a Isra gimiendo que no sabías si le estaba gustando, si le hacían daño o si aquello estaba yendo por otros derroteros, yo decidí dormirme y deleitar a la muchacha con mis suaves ronquidos. Yo que estudié cursos de masajes, por un lado es gratificante que el cliente se duerma, pero si lo que estás haciendo son presiones fuertes y se te duerme la sensación es de "no lo estoy haciendo bien". Yo por joder, lo que sea.

En cuanto a la cena gratis, la escogimos nosotros entre 3 opciones. La escogimos entre los dos y se la cenó Isra y encima con los del restaurante mirando a pocos metros esperando las reacciones. No escupí en la piscina de milagro. Sopa khmer con leche de coco, puaj... rollitos de primavera con un sabor a hierba que resumí en un "ostia puta", un pollo con curry que me dejó claro que cuando vaya a la India no comeré nada... así que me comí el arroz blanco como si fuera un niño malito de la tripa, eso sí, haciendo caras como si fuera el mejor arroz de mi vida. Apasionante la cena gratis, los del restaurante se pensarían que me había dejado la dentadura postiza o algo así...

Por lo menos esta vez he podido cumplir mi sueño de robar en Camboya y en un mercado mangué un cochino imán. A ver, no fue el robobo de la jojoya pero tampoco quería acabar en una cárcel camboyana y pidiéndoos que me mandaráis cigarrillos, y no me vengáis con el tema de la conciencia que tampoco es mi culpa si las que están vendiendo no saben contar. Además como la Campa no me dejó robarle ná la última vez que pisé su chabola tenía mono acumulado de ufanar. Culpa de la Campa todo.

Y por último os diré, que si en casa nos estamos quejando de que el verano no se acaba, la de recepción nos comentó que ahora ellos están en invierno!!! 35ºC con sensación térmica de 43 y nos dice que están en invierno "porque a las 8 de la mañana están por debajo de 30ºC... la madre que la parió... a mi el estanque de la entrada se me quedaría pequeño...

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