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Islandia: Día 7, de Akureyri a Hvammstangi.

Esa mañana salimos con tranquilidad a las 10:00am que era cuando empezaba la hora de pago en el aparcamiento y ponemos rumbo al norte hacia Ólafsfjörður, un pueblo pesquero ublicado en un fiordo, en el que en época de migración se pueden ver ballenas, a poco más de 60kms y al que llegamos en poco más de 1h haciendo paradas por el camino, como siempre. La carretera sigue la costa y justo antes de llegar al fiordo se adentra en un laaargo túnel... de 1 solo sentido!!! Sí, un túnel con 1 solo carril en el que tiene preferencia el que viene en vuestra contra, y en el que cada pocos metros hay una entrada más ancha a vuestra derecha para meteros y dejar paso al que venga, nosotros lo pasamos cruzándonos con 4 coches, pero a pesar de ser muy recto y verlos venir de lejos, la sensación es rara. Una vez fuera, ya véis Ólafsfjörður a vuestra derecha, al otro lado de la entrada de mar.


Camino al norte

El pueblo ofrece poco más que el paisaje así que no echamos mucho tiempo en la visita y seguimos camino, esta vez más hacia el norte hasta Siglufjörður, otro pueblo pesquero, el más al norte de Islandia en que estuvimos, con unas casas típicas muy coloridas que os harán parar aquí y allá. Para llegar al pueblo cruzaréis 2 túneles pero esta vez normales, con carril para ambos sentidos y justo al acabar el segundo encontraréis un área para parar y ver el pueblo desde lejos en su totalidad, y fue el único sitio donde encontramos mosquitos, de los gordos, muchos.


Siglufjörður

Y como todo lo que sube baja y nosotros ya estábamos arriba del todo, tocaba bajar siguiendo la costa, esta vez hacia Hofsós. Éste es un pueblo sin nada, bueno, con 1 cosa que es la que nos hizo ir hasta allí y hacer un alto en el camino, su piscina descubierta. Nuestra intención era tomarnos un baño allí con vistas al mar, pero la verdad es que hacía tanto frío que, a pesar de que el agua está caliente, al llegar allí no nos apetecía ni tan solo hacer el paseo desde el vestuario hasta el agua, así que al llegar allí cambiamos piscina por café y nos largamos de allí, que vista la piscina está todo visto en Hofsós.



Desde allí venía el trayecto más largo del día, por delante 145kms que nos llevarían a visitar una playa con un monumento natural, Hvítserkur. Hay que seguir la carretera principal durante 120kms para luego girar a la izquierda, en mitad de la nada, para adentraros en una carretera que os hará olvidar todos los caminos de cabra que hayáis podido pisar durante esos días... es literalmente, horrible. Y va empeorando a medida que avanzáis por ella. Pero el final mereció la pena, una extensa playa y a pocos metros de la orilla un montón de focas cazando y saltando de un lado a otro. Y unos metros más allá, en un pequeño saliente de arena en el que cae una cascada, la guinda:



Esta inmensa piedra es Hvítserkur, hay un mirador para observarla desde arriba, pero se pude bajar a través del acantilado, no hay un camino definido como tal, más allá del paso que se han ido abriendo todos los que han bajado por entre las rocas. Y una vez hecha la visita, vuelta al camino del infierno hasta la carretera principal para seguir nuestra ruta que nos llevaría a nuestro siguiente apartamento el cual se encontraba en Hvammstangi. Poco más de 40kms por delante para llegar a un soporífero pueblo, sin nada más que un supermercado que acababa de cerrar (bravo), una tienda de licores cerrada tb (ole), y un restaurante, abierto, pero caro de cojones (genial), todo el resto del pueblo son casas, casas y casas, absolutamente nada más. Lo escogimos para hacer noche allí ya que todos los blogs leídos lo promocionaban como parada obligatoria... hay mucho hijo puta suelto y mucho loco sin diagnosticar, siempre lo he dicho.


Por suerte Islandia es mucho más que lo planificado, y si el camino te ofrece vistas como la que os enseñamos aquí debajo, nada más girar una curva, ya merece la pena haber ido camino de un pueblo que no resultó ser lo que esperábamos.


Vistas durante el camino bordeando la costa

El apartamento no resultó ser un acierto tampoco, no tanto por él en sí mismo, sinó por los vecinos, pero esto también os lo cuento en el post de consejos, dónde hablo de los alojamientos. Así que, siendo ya noche cerrada, y viendo que el pueblo ofrecía la nada más absoluta, nos dispusimos a descansar y poco más.

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