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Sri Lanka Tour: Día 2, explorando Colombo.

El desayuno del Cinnamon Red se sirve a partir de las 7 de la mañana, así que a las 7 y poco ya estábamos entrando al salón donde nos esperaba un maravilloso buffet con todo tipo de comida que podías disfrutar con unas buenas vistas de la ciudad. Nos pusimos las botas y sobre las 8.30h ya estábamos saliendo del hotel dispuestos a explorar la capital. Colombo es una ciudad grande pero realmente no ofrece tanto que visitar como otras capitales y teníamos claro lo que teníamos que ver allí y como repartirlo a lo largo del día.


Lo primero que visitamos fue el templo Gangaramaya que estaba a escasos 10mins a pie del hotel como podéis ver en el mapa.



El templo no está mal, la entrada vale 300lkr, dejáis el calzado fuera y tenéis varias zonas para visitar, una estatua de Ganesha es la entrada a la sala principal llena de colores y figuras de Buda y otras representaciones, desde allí salís a un jardín en el que se mezclan zonas sagradas, con zonas en las que había grupos de niñ@s dando clase que nos miraban curiosos, y una especie de tienda de antigüedades en las que se mezclaban figuras religiosas, fotos antiguas de la zona y figuras de la Warner que no sé qué pintaban allí.


Interior del templo Gangaramaya

La visita no os llevará más de 30-40mins, pero al salir no tiréis la entrada, ya que con el mismo ticket podéis visitar el templo Seema Malaka que está en la esquina, justo encima del lago artificial, unas cuantas plataformas con templos pequeños y estatuas con buenas vistas del lago y sus alrededores.


Templo Seema Malaka, sobre el lago artificial

Desde allí nos dirigimos hacia el norte en un paseo de 45mins para llegar a la estación de tren Fort para comprar los billetes para ir a Anuradhapura al día siguiente y saber los horarios. Como era domingo la ciudad estaba calmada, había tráfico pero no tanto como un día entre semana. A mitad de camino hay una calle interesante con casas coloniales de distintos colores, en un estado bastante abandonado, pero es algo bello para ver de paso, además está todo tan rodeado de gruas y nuevas edificaciones que en pocos años habrá desaparecido.



Una vez en la estación localizamos la taquilla 17 que es un realidad una sala con distintas ventanillas, en la que, por 450lkr cada uno, compramos los billetes en 1ª clase para el día siguiente ir a Anuradhapura. Escogimos 1ª clase porque meterme a mi en un vagón de 3ª como primera experiencia en un tren de Asia hubiera sido contraproducente... más adelante os contamos el resultado.


Con los billetes ya en el bolsillo, y mientras repetíamos unas 66864795315 veces "no, thanks" a todos los conductores que ofrecían sus servicios, decidimos cruzar la calle por un puente elevado que se caía a cachos y visitar el Mercado de Pettah, justo enfrente de la estación está el mercado en las calles, y al lado de la misma está el mercado flotante (pero lo ponen a parir en TripAdvisor). Como queríamos visitar una mezquita que hay por la zona empezamos a callejear sin rumbo, que es lo mejor. Calles y más calles, llenas de gente, motos y tuk-tuks, tenderos que te gritan y te intentan vender desde unas chanclas hasta una motosierra, ¿quién no necesita una motosierra en cualquier viaje?. Nosotros íbamos a la caza de un trípode, ya que nos lo olvidamos en casa. Os recomendamos echar un ojo a las tiendas de camisas ya que tienen algunas increíbles a precios más que interesantes. Al poco de andar sin rumbo giramos una esquina y nos encontramos con ella, la mezquita Red Masjid, que tiene entrada por dos calles, la entrada es gratuita, sólo piden una donación si la visitas, aunque no pasamos del patio de entrada ya que realmente las salas son bastante sobrias y es más bonita por fuera que por dentro.


Fachada de la mezquita Red Masjid

Seguimos callejeando un poco más (y repitiendo "no, thanks") y fuimos dirigiéndonos en dirección al mar, poco a poco las calles se vaciaron de tiendas y empezaron a ensancharse, con otro tipo de edificios, menos tráfico y mejor cuidadas a medida que nos acercábamos a la zona marítima. Toda esa zona está en obras, se están construyendo no sólo edificios sinó también playas artificiales robando terreno al mar, un paseo marítimo que promete bastante, etc. Así que fuimos volviendo hacia la zona de nuestro hotel dando un agradable paseo de poco más de 1h. Hicimos una pequeña parada técnica en nuestra habitación para descansar los pies y ver lo quemados que estábamos por el sol, un sol que apenas había aparecido tras las nubes, pero que había hecho su trabajo sobre nuestra piel. Crema por todos lados y a la calle de nuevo, esta vez para dirigirnos al sur de la ciudad en un paseo de unos 45mins para visitar el templo Asokaramaya, un pequeñísimo edificio, sobrio por fuera pero que te sorprende en cuanto te descalzas y cruzas la puerta, por dentro consta de una pequeña sala central con una gran estatua de Buda, rodeada por un pasillo circular llena de estatuas de mil colores de represetaciones budistas. No pudimos zafarnos de un local que andaba por allí y que nos estuvo contando toda la historia del lugar, naturalmente para luego pedir una propina, algo muy típico en el país y que pronto aprendimos a cortar por lo sano, pero no ese día, aun así, con un billete de 100lkr fue suficiente.


Azul, circuito de ida / Lila, circuito de vuelta

A la vuelta dimos un pequeño rodeo hacia el interior de la ciudad para pasar por la Plaza de la Independencia, una gran plaza con un patio de columnas techadas que hace que ese, o cualquier rincón del parque, sea un buen sitio para sentarse a la sombra y descansar un rato. Una vez de vuelta al hotel decidimos descansar lo que quedaba de día disfrutando la piscina que aun no habíamos catado, cenar en La Veranda nuevamente y volver al bar de la terraza del hotel como despedida de la capital.




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