Ese día decidimos dedicarlo plenamente a la playa y algunas pequeñas excursiones a pie a algunos puntos de Mirissa. Empezamos contratando por 1000lkr el tuk-tuk del hotel para que nos llevara a una playa a pocos kilómetros para ver una de las estampas típicas del sur de Sri Lanka, los pescadores sobre zancos, a los que hay que pagar para que se suban y se dejen fotografiar, pero por unos 300lkr ya los tenéis arriba durante el rato que queráis. O eso, o tenéis la suerte si hay mucho turista de verlos en alto y se las echáis a traición, aguantando los insultos de los que controlan que no se les escape nadie.
De ahí volvimos al hotel y nos fuimos directos a la playa, estaba nublado pero eso hacía que la arena estuviera más desierta de lo que ya estaba esos días, y el oleaje estaba más fuerte. Estuvimos allí saltando olas y siendo revolcados por más de una traicionera.
Cuando ya tuvimos bastante remojón empezamos a andar por la orilla hasta llegar a un pequeño peñasco pegado a la playa por una línea de arena al que se puede subir por las rocas fácilmente y tener una perspectiva de toda la cosa a un lado y otro.
De allí seguimos andando por la costa, queríamos llegar a otro saliente lleno de palmeras y que es una de las típicas estampas de Instagram, Hay que andar aproximadamente 30mins siguiendo la costa, se cruzan 4 calas y en algunas ocasiones el camino entra en los jardines de algún hotel, pero se puede cruzar sin problema. Llevad almenos chanclas porque en algunas zonas el camino está bastante sucio y con cristales y basura y hay que subirse por algunas rocas.
Cada cala es distinta a la anterior, las aguas son más cristalinas que en la playa central de Mirissa, pero la arena en alguna es blanca, en otra es más de piedras, otra es completamente negra y en la última todo son corales y conchas rotas, muy bonita pero un coñazo para ir descalzo. Vale mucho la pena el paseo. Y una vez llegaís al final de la costa, os encontráis con esto:
Al rato volvimos pero sufrimos uno de los cambios de tiempo más bruscos desde que estábamos en el país, fue mirar al cielo y decir "pues parece que al final saldrá el sol" y en menos de 5 minutos el cielo se oscureció, cayó un rayo, sonó un trueno y empezó un diluvio que duró más de 1h, por suerte nos pilló justo pasando por delante del jardín de un hotel justo delante de la cala de coral y conchas y nos metimos en un cobertizo en el jardín, aunque decidimos dejar las cosas allí y aprovechar para tomar un baño bajo el diluvio y pedirnos algo para tomar en el bar.
La tormenta empezó a amainar pero el cielo seguía amenazando tormenta así que decidimos salir a la calle y volver en tuk-tuk para que no nos pillara de nuevo un chaparrón yendo con la cámara a cuestas y que no tuviéramos donde refugiarnos. Y fue una buena elección, por 100lkr nos pusimos en 10mins en el hotel, justo a tiempo para que empezara de nuevo otro diluvio con rayos y truenos que nos mantuvo toda la tarde en la habitación.
A última hora de la tarde ya había parado y volvimos a cenar en el mismo restaurante sobre la arena, el Central, con las 4 chicas españolas que habíamos conocido en Ella y con las que nos reencontramos por la mañana en la playa. Y allí estuvimos hasta que literalmente nos invitaron a irnos porque éramos los últimos del restaurante armando un jaleo de los grandes.