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Sri Lanka Tour: Día 9, de Dambulla a Kandy.

Llegó el día de dejar Dambulla, ese día nos permitimos despertar por nosotros mismos sin el sonido del despertador, desayunamos tranquilamente y a las 10h hicimos el check-out. Si algo tenía bueno el hotel era que el personal estaba siempre atento para ayudar y cuando el recepcionista nos preguntó si necesitábamos algo y le comentamos que sólo teníamos que buscar un tuk-tuk para ir hasta la parada de bus nos miró extrañado y nos comentó que no necesitábamos ir a ninguna parada, que la parada era donde estuviéramos, que simplemente había que levantar la mano y pararía al vernos con las maletas.


Salimos a la calle y los de la caseta de entrada al hotel ya estaban hablando con los conductores de tuk-tuk, no hay palabras para describir las caras de todos cuando les dijimos que cuando vieran el bus le avisaran para que parara… supongo que tendrán pactos con los conductores para enchufarte en sus tuk-tuks y el recepcionista, que será de los míos, un tocahuevos, disfrutará chafándoles las comisiones.


La cuestión es que en menos de 2mins apareció un autobús que paró inmediatamente en cuanto le dieron el alto, cargó las maletas en el maletero y arrancó de nuevo a toda velocidad, literalmente, creo que no hemos ido en ningún autobús que fuera tan rápido como ese, los primeros kilómetros me tocó ir de pie y no había forma de aguantarse, hasta que una mujer cogió a hijo en brazos y me indicó que me sentara, supongo que pensaría que acabaría en el suelo o encima de alguien.


El trayecto de Dambulla a Kandy dura unas 2h, a pesar de que son escasamente 75kms y nos costó 200lkr cada uno, una miseria. Lo mejor es bajarse del autobús en la parada antes de llegar al lago, lo veréis justo enfrente, si no bajáis allí el autobús se desvía un poco y la siguiente está en una cuesta bastante transitada y os tocará volver atrás, como hicimos nosotros.


Kandy ya tenía otro aspecto, más ciudad, pequeñita, pero ciudad, calles asfaltadas, edificios de algunas plantas, tiendas con aspecto más normal, semáforos e incluso un pequeño centro comercial de 2 plantas. Por fin una ciudad donde poder pasear sin rumbo simplemente por el placer de callejear.



Localizamos rápidamente nuestro alojamiento, el Hotel Casamara, un edificio de 7 plantas, con muy buena pinta. Hicimos el check-in, nos instalamos e inmediatamente nos echamos a la calle, lo primero que queríamos hacer era localizar la estación de tren para saber horarios y precios de los trenes a Ella, que sería nuestro próximo destino al cabo de 2 días.


No estaba lejos, en 15mins llegamos a la estación y nos pusimos en la primera cola que vimos, un local nos preguntó si íbamos a viajar ese día y al decirle que no nos comentó que fuéramos a la taquilla 2 que era donde hacía preventa. Lo que se le olvidó comentar era que hacían preventa si al que estaba tras la ventanilla le daba la gana, y ese día no le dio, no nos quiso vender nada para dentro de 2 días, sólo repetía que no era necesario, que el mismo día fuéramos a otra ventanilla y que habría sitio de sobra, y cuando le preguntamos el horario simplemente nos señaló la pared a nuestra espalda donde estaban todos los horarios, de todos los trenes, a todas partes de Sri Lanka, todo muy fácil de entender, pero lo conseguimos, uno salía a las 8.40h y el otro a las 11.30h. Una vez solucionado esto ya podíamos irnos a pasear tranquilos y organizarnos como quisiéramos.


Muy cerca de la estación de tren hay 3 mercados, uno enorme de fruta y verdura prácticamente al aire libre, otro más turístico que básicamente venden ropa y complementos como bolsos, mochilas, maletas, ropa de hogar, etc, y uno complementamente de souvenirs, este está ubicado en un edificio de dos plantas, parecido a una corrala, cuadrado y con un jardín en medio, lo que hace que todos los vendedores te sigan con la mirada y estén pendientes de si compras o no compras para lanzarse a ofrecerte más productos. Es algo caótico pero se puede regatear, sólo hay que seguir lo que os dije anteriormente, bajar mucho, hacerles creer que comprarás y de pronto decirles que no te interesa ese precio y largarte. Hay puestos de artesanía, ropa, fruta, té y cosmética natural, este último apartado merece una parada en alguna de sus tiendas ya que tienen productos naturales que no se encuentran en nuestros países como crema de azafrán para las ojeras, o aceites contra la psoriasis.



Si lo que queréis es comprar té aquí podéis encontrar a buenos precios y bien empaquetado para llevar en la maleta, aunque si lo que queréis es traer un simple detalle a varias personas, en el super venden unos packs de 5 cajitas, una de cada zona típica productora de té, a mejor precio que cualquier mercado.


Después de echar un ojo a ese mercado y memorizar donde estaba lo interesante, estuvimos dando vueltas por algunas calles y descubrimos el bar Delight que está delante del centro comercial, es un edificio de 5 plantas en el que cada una alberga un restaurante, en la planta baja tienen los mejores dulces que hemos probado, no os lo perdáis si tenéis mono de dulce y de chocolate del bueno.


Acto seguido entramos en el centro comercial, el cual nos sorprendió gratamente, tiendas muy occidentales y a buenos precios, al fondo del todo tenéis una enorme en la que mayoritariamente venden ropa y podéis encontrar vaqueros por 15€ y camisas por 12€ sin ser de mercadillo. Y si subís arriba encontraréis una planta con restaurantes, uno de comida rápida, un par más sencillos y uno enorme en el que podéis escoger entre comida thai, italiana, china o ceilanesa.


Saliendo, a vuestra derecha hay un supermercado y a pocos metros el lago, ideal para dar una vuelta tranquila, a la sombra de los enormes árboles, o si tenéis mucho tiempo rodearlo entero. Justo delante del lago hay una acera cubierta por una especie de porche, las tiendas que hay no son especialmente atractivas, excepto la primera, se llama SKLuv y vende unos souvenires y ropas algo más atractivos que los mercados, naturalmente a mayor precio y sin posibilidad de regatear, pero no perdéis nada por echarle un ojo.



Si seguís más adelante, en la esquina, tenéis el Templo del Diente de Buda, un recinto bastante grande que alberga distintos templos, algunos hinduistas y otros budistas, jardines, etc. El edificio principal guarda, según cuentan, un diente de Buda, y digo según cuentan porque no lo ves por ningún lado, se supone que está detrás de una pared, guardado en una urna, pero oye, está a reventar de fieles rezando y dando ofrendas de todo tipo.



Pero decidimos visitarlo al día siguiente con calma. Estuvimos callejeando un rato hasta la hora de cenar y descubrimos un Pizza Hut justo en la esquina del templo y allí que nos metimos, para descubrir que las porciones en Sri Lanka son muy optimistas, y que si te ponen “para 2 personas”, significa que tienes que comerte 2 platos de eso para sentirte persona, las pizzas eran realmente enanas, pero por suerte no son caras, así que pedimos más y listos.


Después de cenar nos subimos al bar que había en la última planta del hotel y estuvimos mirando el mapa para ver qué podíamos visitar al día siguiente en la ciudad y como organizarnos, aunque lo que no nos contó Google fue lo que Kandy nos tenía preparado y que alteró todos nuestros planes.




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