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Sri Lanka Tour: Día 8, excursión a Polonnaruwa.

Acordamos con el mismo conductor que nos llevó al Pidurangala que ese día nos recogería a las 8.30h para llevarnos en un trayecto de 2h a unos 70kms para visitar el parque arqueológico de Polonnaruwa.


El trayecto estuvo mejor de lo que esperábamos, el día era soleado pero el airecito del tuk-tuk lo hacía más que agradable, y como teníamos que cruzar el Parque Nacional de Mineriya tuvimos la suerte de ver a un elefante enorme pastando en la cuneta como si tal cosa y más adelante un par más unos metros más alejados. Ya llegando al final del trayecto el conductor hizo un alto en el camino en el Mineriya Temple, situado al lado de un enorme lago y que más que un templo es una enorme estatua de Buda y un espacio para las ofrendas, pero el entorno con el lago detrás hace que sea una parada muy interesante.



Las entradas para el parque arqueológico se venden en el museo del mismo, el tuk-tuk nos dejó en la entrada, y como no, rápidamente vino un local a ofrecernos sus servicios como guía, le dimos las gracias y le explicamos que éramos arqueólogos y que no necesitábamos explicaciones. La entrada vale 3875lkr por persona e incluye la visita al museo, no es muy grande y se está fresco, son varias salas de figuras de distintos yacimientos y excavaciones con fotos antiguas del lugar.


Los tuk-tuks pueden entrar gratis al parque arqueológico pero ellos intentan que escojas otra opción, ya sea yendo a pie o alquilando una bicicleta, nosotros le reiteramos que no nos interesaba otra opción, ya que le pagábamos no íbamos a pagar por ver el parque en bici, la opción de verlo a pie tampoco es descabellada, es grande pero tampoco es como el de Anuradhapura, aun así entramos con el vehículo, nos iba llevando a cada zona donde había los distintos templos y excavaciones, nos dejaba en un punto y nos recogía en el mismo.



El parque consta de un conjunto de templos y edificaciones, algunas mejor conservadas que otras, pero es bastante interesante. Está plagado de vendedores ambulantes que os querrán vender desde un sombrero de paja al módico precio de 20€ hasta figuras de madera de no más de un palmo por más de 60€. Nada más entrar, por si vais a pie o en bici, hay que ir a la derecha donde hay 3 o 4 templos para visitar y una vez vistos, volver atrás hacia la bifurcación de la entrada y seguir el otro camino.



Algunas de las zonas están a reventar de gente y otras prácticamente vacías. A medida que vayáis avanzando cada vez están mejor conservadas y en la parte más alejada de la entrada hay una zona llena de ruinas de todo un poblado donde está marcado qué era cada cosa, para llegar luego a una dagoba blanca y un templo que no sabes ni como se aguanta en pie. Una vez terminado este tramo aparece un mercado con puestos de comida y artesanía en el que se os abalanzarán todos a la vez pidiéndoos cifras astronómicas por cualquier tontería y asegurándoos que todo es único y “handmade”, es tan handmade y único que nos compramos 2 elefantes de piedra que habíamos visto el año pasado en Tailandia y que nos quedamos con las ganas de comprar, eso sí, nos pedían por uno de ellos 6000lkr y acabamos comprando 2 por 2500lkr ambos, así que imagináos lo timadores que son. El secreto del regateo en Sri Lanka es bajar mucho respecto a lo que ellos piden, ellos bajaran muy poco y vosotros debéis subir también muy poco la oferta y cuando llevéis un rato así, les decís que se acabó, que no os interesa y os largáis, entonces acaban aceptando vuestra oferta.


Y justo después del mercado está la última parte de la visita y que dispone de taquilla propia en la que tendréis que entregar la entrada para que os rompan la última de las 3 pestañas que tiene. Es una zona en la que hay esculpidas en la piedra 3 representaciones de Buda, la primera está sentado, representando los 7 años que estuvo meditando hasta llegar al Nirvana, la segunda está de pie, representando la semana que estuvo de pie en agradecimiento al árbol que le dio cobijo durante los 7 años de meditación, y la tercera está tumbado, representando la muerte de Buda. En esta zona no está permitido el calzado ni nada que cubra la cabeza.



De vuelta a Dambulla el conductor hizo una pequeña parada de 2 minutos en una capilla que había en la cuneta, es algo bastante habitual, incluso los autobuses reducen la marcha y el que se encarga de los billetes baja corriendo, entra, hace una oración rápida y vuelve a subir al bus aun en marcha.


La tarde la dedicamos a descansar en el hotel, comida en el bar y piscina hasta la hora de cenar, que ya vamos con bastante prisa todo el día el resto del año.




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