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Sri Lanka Tour: Día 7, subida al Pidurangala y un safari con pocos bichos.

Nos despertamos sin necesidad de despertador pasadas las 6h y el cielo ya amenazaba tormenta, estuvimos esperando a que fuera la hora del desayuno y en esos 60mins creo que el cielo pasó por todas sus opciones posibles, nublado, despejado, lluvia, tormenta eléctrica, las 10 plagas de Egipto y despejado de nuevo.


Visto lo visto decidimos jugárnosla y hacer doblete ese día, por la mañana ir al Pirudangala y por la tarde ir de Safari. Lo contratamos en la recepción del hotel y nos dijeron que a las 13h estuviéramos en el hall para salir. Así que no perdimos tiempo y nos echamos a la calle en busca de un tuk-tuk dispuesto a negociar un buen precio para llevarnos al Pirudangala lo antes posible.


No fue difícil encontrar a uno que empezó pidiendo 4000lkr por llevarnos y acabó cediendo rápidamente a 2500lkr. De camino nos hizo un par de paradas para ver el Sigiriya desde distintos puntos y una para ver a un pobre elefante encadenado, que a él le parecería un atractivo turístico pero creo que captó rápido nuestras caras y arrancó sin insistir en que le hiciéramos fotos.


Vista frontal del Sigiriya

En 45mins estábamos ya a los pies del Pidurangala, a pocos metros estaba la taquilla donde pagar las entradas, 500lkr por persona, si váis en algún momento en que haya bastante gente y véis la posibilidad de avanzar sin pagar no lo dudéis, no hay nadie en ningún lado que os pida el tiket.


Llevad calzado adecuado, nada de chanclas, el ascenso dura unos 30mins si no se hacen más que un par de paradas, empieza como algo sencillo, unos cuantos tramos de escaleras talladas en la roca en mitad de un frondoso bosque, no hay señalización alguna y en algunos momentos os podéis meter en algún trozo que no tenga salida, hay que ir buscando un poco donde están los siguientes escalones… poco a poco la cosa se va complicando, cada vez hay más escalones y el bosque es más frondoso, lo normal es pensar que si hay sombra es mejor, pero realmente ahí dentro, con tanta humedad, falta el oxígeno, así que tomáoslo con calma. Antes de llegar a la cima hay un alto en el camino en el que podéis encontrar algunas figuras de Buda bajo unas enormes rocas. Y a partir de ahí, el camino desaparece como tal y sólo hay rocas, no piedras, rocas, enormes, unas sobre las otras y tendréis que ir subiéndoos a unas y otras, saltando, agarrándoos a ramas y cada vez que penséis que no puede ir a peor, irá a peor, los últimos 50m son realmente complicados, no aptos para mucha gente y entonces entiendes porque desde Sigiriya veías poca gente en lo alto del Pidurangala. Al final de todo os encontráis con una roca llana enorme, y otra inmesa encima, y que tenéis que pasar por la rendija estrechísima que dejan ambas y que encima, está a nivel de vuestras cabezas, si avanzáis un poco más por debajo de la roca hay un trocito muy estrecho pero por donde se accede más fácilmente a la cima. Y cuando por fin lleguéis os espera esto:


La fantástica vista desde el Pidurangala

Y ya se os olvida todo, al haber relativamente poca gente es fácil conseguir las ansiadas fotos sin que nadie te moleste. Cuando llegamos a la cima serían sobre las 10 de la mañana y sólo quedaba un pequeño trozo de sombra bajo la roca, tenedlo en cuenta si llegáis más tarde, ya que no tendréis donde cobijaros del sol y la roca estará ardiendo como para sentaros a descansar. Aun hay quien sube más arriba, ya que por la parte trasera se puede ascender por una roca llana que os hara subir unos metros más y ver el paisaje por la parte de atrás.


Algo a tener en cuenta es que si subís al Pidurangala por la tarde con el fin de ver la puesta de sol debéis llevar algo de luz para el descenso, ya que será totalmente a oscuras, incluso si bajáis cuando aun quede algo de luz el bosque impedirá que os llegue y es bastante peligroso intentar bajar por las piedras y las escaleras sin saber dónde se pisa.

Estuvimos arriba unos 45mins aproximadamente y para nuestra sorpresa, volver atrás por las enormes piedras no fue tan complicado como esperábamos, pero os repito la importancia de llevar un buen calzado para agarraros bien a las rocas y no ir muy cargados para tener las manos libres.


Una vez abajo el conductor nos ofreció ir a distintos sitios pero los rechazamos porque teníamos que estar a las 13h en el hotel para el safari y queríamos tener un rato de piscina ya que las nubes habían escampado y hacía un sol radiante.


Después de un rato en remojo, a las 13h en punto estábamos en la entrada del hotel preparados ya para el safari. Los safaris desde Dambulla pueden ser a los parques de Mineriya o Kaudulla, como el fin es ver elefantes y éstos se mueven libremente, lo que hacen es informarse a diario de por dónde andan, y según la información que les llegue van de safari a uno u otro parque, ese día los elefantes parece ser que se movían por Kaudulla, así que para allá que fuimos. El trayecto duró 1h hasta la entrada del parque y a los 40$ por persona que os cobra el hotel tenéis que añadirle 2600lkr por persona para la entrada al parque.


La verdad es que esperábamos mucho más de ese safari, la cosa empezó bastante floja, 3 jeeps por un camino de tierra paralelo a un río y se iban parando básicamente a ver pájaros y más pájaros, águilas, pájaros acuáticos, zancudos, y sobretodo pavos reales que son el emblema del país. Nos habían informado que el safari duraba unas 5h, teniendo en cuenta 1h para ir y otra para volver, eso nos dejaba 3h en el parque, y llevábamos casi 2h viendo pájaros y sin avistar ni un elefante. Finalmente un jeep en dirección contraria informó de que a poca distancia había una manada y allá que fuimos. Decepcionante, una manada de unos 6 elefantes, famélicos, con las costillas marcadas y paseando entre una vegetación alta que hacía que apenas se les viera. Lo que sí había eran jeeps, como unos 20. De pronto empezaron a arrancar uno tras otro y como si fuera una caravana del oeste empezamos a trotar por caminos inexistentes llenos de baches y en pocos minutos avistamos a lo lejos elefantes, un buen número de ellos pastaban en una gran llanura, unos 30 elefantes rodeados… de más de 50 jeeps. Los coches los rodeaban casi y cada uno intentaba ponerse más cerca de los animales que el anterior, hasta el punto en que acabamos a sólo un par de metros de ellos, cosa que hizo que un grupo de ellos se pusiera algo nervioso cuando dos jeeps arrancaron por sorpresa echándoles una espesa humareda en toda la cara. Eso fue lo que nos hizo decidir que el dinero invertido en esa excursión no había valido la pena, no esperábamos un safari privado en absoluto, pero tampoco uno tan masificado a casi 2 vehículos por cada animal y con tan poco respeto como para acercarse tanto a ellos e impedir sacar unas fotos decentes.


Safari con más coches que elefantes

Si queréis un consejo, para ver un bonito número de elefantes disfrutando de un buen baño y sin que eso sea una atracción de maltrato en la que los turistas se suban a sus lomos ni nada así, escoged la excursión al orfanato de elefantes, donde podéis verlos, sin tocarlos, bañándose en un río mientras vosotros podéis estar en una terraza del bar que hay allí tomando algo tranquilamente en la terraza disfrutando del espectáculo.


Después de ver los elefantes los conductores decidieron que aquello se había acabado y arrancaron camino a la salida del parque y de allí hacia el hotel, por lo cual, no puedo recomendaros esa excursión como algo que debáis hacer sí o sí, puesto que la pagamos muy a regañadientes en el check-out del hotel.


A las 18h estábamos de vuelta al hotel y volvimos a pegarnos un remojón en la piscina para quitarnos el polvo del camino y calmar la piel abrasada por el sol mientras esperábamos la hora de la cena y el merecido descanso nocturno.




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